Una historia sin animales

Un blog de Alex Oller Guinot

Llegamos al aeropuerto “internacional” de Burlington (sí, tienen vuelos intercontinentales) y ya nos estaba esperando Evelyne. Con ella fuimos a recoger a Christina que estaba haciendo gimnasia y de allí a pasear por Church Street, la calle principal del centro de Burlington.

Como podéis ver (por la iglesia del fondo) el nombre de la calle no es al azar.
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Como buena calle principal tiene su Starbucks y su Macy’s.
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Eso sí, vayamos donde vayamos, Vietnam nos persigue.
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Después fuimos a su casa. Evelyne dice que es pequeña y lo es si lo comparas con otras casas de alrededor, pero si lo comparas con nuestro piso de Barcelona lo dobla o triplica en tamaño… aunque ya sé que eso no es difícil.
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La calle donde viven.
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La casa por delante.
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Se nota que se acerca Halloween (de ahí las calabazas).
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La casa y el nuevo coche de Mike (muy cómodo por cierto).
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La casa por detrás desde su “jardincito”, por decirlo de alguna manera (lo que se ve es sólo una tercera parte del jardín).
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¿Quizás los vecinos están “demasiado cerca” y hay poca privacidad?
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Como es otoño las hojas están continuamente cayendo y no vale la pena recogerlas hasta que acaben de caer. Algo parecido nos pasa a Nieves y a mí en Barcelona ya que no lavamos los platos hasta que no caben en la pica.

Una vez en casa la cosa se empezó a torcer. Evelyne nos obsequió con este "maravilloso" plato al horno…
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Si no tenéis claro lo que es, este es el aspecto que tenía antes de ser incinerado.
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Suerte que dos días después Mike nos compensó dándonos a probar la cerveza que el mismo fabrica.
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Hasta ahora sólo conocía gente que cultivaba su propia “maría” (sí, sí, vosotros sabéis quienes sois) pero no sabíamos de nadie que hiciera su propia cerveza.

Bueno, tras probar las “lechugas quemadas” cenamos (esta vez comida de verdad) y luego vino la hermana de Mike para quedarse con Christina ya que Evelyna y Mike habían sacado entradas para llevarnos al “haunted forest” (el bosque encantado) una espectáculo que llevan haciendo en la zona más de 30 años. Fuimos junto con una amiga suya, Delfine.

Se trata de un recorrido nocturno (de una hora más o menos) por un bosque con unos árboles gigantescos donde todo el recorrido está delimitado con cientos de calabazas de Halloween (iluminadas con velas dentro de las calabazas) y donde vas encontrando actores que escenifican relatos de terror. La verdad es que no daba miedo pero el escenario era impresionante (caminando de noche en un bosque con sólo la luz de las calabazas y las fogatas) y aunque llovía ligeramente no era molesto y apenas te mojabas. Desgraciadamente no se podía grabar en el bosque, así que os deberéis conformar con un par de fotos mal sacadas de la cola.
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Tras el bosque fuimos a tomar una copa a Burlington y para casa a descansar.

2 comentarios:

Luz dijo...

Hay mucho que ver en Burlington? merece la visita? la verdad que el tour ese nocturno parece muy interesante y tb. la fabrica de la cerveza...y la calle de la iglesia tb. parece estar muy bien...

Alex dijo...

Bueno, yo creo que con un día vas sobrado... aunque lo del tour nocturno sólo en época de Halloween.

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