Una historia sin animales

Un blog de Alex Oller Guinot

Una vez finalizada nuestra quincena de relax en Dahab y con cuatro días por delante antes de dejar Egipto, nos dedicamos a hacer un poco de turismo por El Cairo… y como no, a saldar nuestra cuenta pendiente con las Pirámides.
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Esta vez lo hicimos bien. Fuimos por nuestra cuenta sin guías y sin agobios, a la ida en un taxi con taxímetro (cosa rara en El Cairo) por 35 EGP (unos 4,5 euros) y a la vuelta en un coche particular (para variar) por 40 EGP.
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Además, los astros se conjuraron a nuestro favor de forma que habían pocos turistas y no hacía calor y, lo más importante, los múltiples vendedores, camelleros, caleseros y demás cazaturistas estaban apáticos y prácticamente no dieron guerra. Sólo algún espabilado que nos sacamos rápidamente de encima (de algo tenía que servir llevar un mes y medio en el país) y un vendedor que me pilló mientras estaba sentando descansando y me taladró durante unos minutos…
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… y que como vio que no conseguía nada me dejó un rato con su hijo, a ver si tenía mejor suerte (que no la tuvo).
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Esta vez sí que disfruté como un camello…
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… de la visita a las Pirámides, pudiendo andar entre una y otra prácticamente en solitario…
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… consiguiendo fotos con encuadres “distintos”…
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… y observando cómo los egipcios se dedican a admirar y fotografiar otro tipo de monumentos…
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… aunque de eso tampoco se libró Nieves, que ya debe formar parte de varios fondos de pantalla de teléfonos móviles…
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En definitiva, una mañana muy bien empleada. Si vais por allí ya sabéis, id por libre (en taxi o bus) y una vez lleguéis haced como Ulises con las sirenas… por muchas cosas que os digan, no paréis. Contestad y sed educados, pero no paréis, no los escuchéis, que si lo hacéis no os los quitaréis de encima.
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Mola tan poco que fuimos allí a pasar el día y a las dos horas ya estábamos volviendo a Dahab.
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A ver, no me malinterpretéis. Dicen que Sharm el Sheik (a 90 Km de Dahab) es uno de los mejores lugares del mundo para practicar submarinismo (y seguro que lo es) pero si no has hecho una inmersión en tu vida (como es nuestro caso) y no eres inglés, alemán, o de cualquier país donde ven el sol cuatro días al año y para los que una playa es un destino exótico, pues Sharm el Sheik te deja frío, y sólo le ves los defectos.
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Ciudad (o pueblo, no me queda muy claro) claramente playera y enfocada al turismo que le gusta ponerse como una gamba, está llena de resorts que copan todo el litoral con sus playas semiprivadas llenas de sombrillas.
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La media de edad es de 60 años, cosa que me molará dentro de 20 años pero ahora como que no, y si Dahab ya es un sitio caro para lo que es Egipto, Sharm el Sheik la dobla en precios.
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Cierto es que comer o cenar junto al mar por 15 o 20 euros sigue siendo un chollo, pero cuando estás en un país que por 3 ó 4 euros comes bien, pues como que Sharm el Sheik te parece un robo. Tanto es así que a los tres cuartos de hora de llegar decidimos ir a comer a un McDonald’s (por aquello de no sentirnos timados) y después volver a “nuestra” terracita del Penguin Village en Dahab.
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A tener en cuenta:
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- La forma más barata de ir de Dahab a Sharm el Sheik es en autobús, por 20 EGP por cabeza (2,5 euros). Lo malo es que si la estación de autobuses de Dahab ya está lejos del pueblo, la de Sharm el Sheik ni os cuento (está a casi 5 kilómetros), lo que te obliga a coger taxis entre las estaciones y los centros urbanos, es decir, a gastar tus energías regateando.
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- No obstante, una vez estábamos en la estación de autobuses de Dahab (de hecho Nieves ya estaba dentro del autocar) conseguimos un taxi por 50 EGP (6,5 euros), así que por un eurito y medio más optamos por ir en taxi… aunque nos costó varias discusiones con el conductor a lo largo del trayecto (con amagos de bajarnos del taxi incluidos) porque el tío quería cobrarnos el doble (100 EGP) diciendo que la tarifa normal eran 150 EGP, etc… Problema suyo, no habernos hecho una oferta tres veces inferior.
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- A la vuelta conseguimos negociar en la estación de autobuses de Sharm el Sheik con un conductor particular por 140 EGP (18 euros) un coche para cuatro personas (nosotros y una pareja canadiense que conocimos en la estación), aunque todos los taxistas y conductores que nos habían abordado previamente no bajaban de las 200 EGP. El conductor era un beduino que llevaba puesta todo el rato su música atronadora y constantemente nos hacía aplaudir a los cuatro para seguir el ritmo de la música. La verdad es que Nieves y yo nos reímos un montón (el canadiense no tanto).
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- Muy importante, tanto a la entrada/salida de Dahab como de Sharm el Sheik, hay controles policiales (por aquello del terrorismo). Si en el control conocen al taxista, ni lo paran, pero si no lo tienen visto (como le pasaba a nuestro conductor beduino del viaje de vuelta) pues es imprescindible llevar el pasaporte. Nosotros tuvimos el descuido de dejárnoslo en el hotel (sólo llevábamos el DNI) y nuestro pobre conductor sudaba dando explicaciones a la policía en cada control… Suerte que los canadienses sí que llevaban los suyos, que si no, no pasamos ninguno.
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(P.D.) Al menos, en nuestra visita aprendimos como debe protegerse una TV de plasma de las inclemencias del tiempo.
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