Una historia sin animales

Un blog de Alex Oller Guinot

Este post va dedicado a Wendy, David, Evelyne y Mike. Thanks for everything !!!

Thanksgiving (literalmente “dando gracias”) se celebra en Estados Unidos el cuarto jueves de cada mes de noviembre. Es lo que nosotros conocemos como el “día de acción de gracias”.
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La verdad es que aquí es una fiesta tan importante como Navidad (aunque sin regalos) y los días previos la gente en tiendas, restaurantes, etc. se despide de ti deseándote un “happy thanksgiving”.
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Aquí realmente lo viven con pasión (lo que digo, como nosotros la Navidad). Incluso el día anterior, cuando fuimos a la oficina de American Express del hotel Marquis Marriot de Times Square (sitio que hemos “adoptado” para cambiar nuestros “travellers checks” por billetitos verdes), el cajero que nos atendía (que ya nos tiene vistos) nos preguntó si íbamos a ir a la “parade” (desfile) de Thanksgiving.
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El desfile de Thanksgiving es un clásico en NYC y lo organizan los almacenes Macy’s (una especie de El Corte Inglés de Estados Unidos). Empieza en el Upper West Side (junto a Central Park) y baja hasta el centro de Manhattan. Lo destacado es que el desfile lo protagonizan globos gigantes, muchos de ellos personajes de dibujos animados, lo que lo hace ideal para los niños.
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El día anterior por la tarde se hinchan y preparan los globos. Aconsejados por dos chicos que tienen una floristería en la esquina de nuestra calle, nos acercamos a ver los globos para hacernos una idea del tamaño que tenían.
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No, lo que hay al lado de la chica de la bufanda no es un globo, es un señor... con una sonrisa rara, sí, pero un señor al fin y al cabo...
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Al día siguiente (día de Thanksgiving) fuimos pronto al desfile para verlo un rato antes de partir hacia Fairfield, donde nos habían invitado a comer. Ni que decir tiene que estaba a reventar y que para recorrer apenas cien metros (en dirección opuesta al desfile) estuvimos un cuarto de hora.
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No obstante, desde una calle lateral (la 72, junto al edificio Dakota, donde vivió y murió John Lennon) conseguimos ver a algunos personajes…
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El pijo de Snoopy...
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Miguelito el ratón...
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Bob Esponja...
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Buzz LightYear (hasta el infinito y más allá !!!)...
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Un perro salchicha...
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Tras esto volvimos a nuestro barrio (Harlem) para ir a buscar la estación del “Metro-North” de la 125 St, donde tomaríamos el tren que, tras poco más de una hora, nos dejaría en Fairfield (un pueblecito de Conneticut).
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Este fue el panorama que nos encontramos al salir de la estación…
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A ver si se han olvidado de nosotros y no nos vienen a buscar…
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En Fairfield viven Wendy y David, amigos de Evelyne y Mike que organizaban la comida y que tuvieron la amabilidad de invitarnos, añadiendo dos personas más a los ¡¡¡ treinta y cinco !!! que ya eran (entre família y amigos). Gracias también a Evelyne, que fue quien les preguntó si podíamos ir para que viviéramos una celebración típica americana.
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Toda la gente fue encantadora y quien más quien menos quiso cruzar unas palabras con nosotros interesándose por quienes éramos y de dónde veníamos. Extrañamente nos entendían algo, cosa que indica que nuestro patético inglés está algún punto por encima del cero.
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Lo que más gracia me hizo es que los que más coba nos daban eran los abueletes… claro, como habían encontrado un par de “víctimas” a quien contar sus batallitas sin que se escaparan :-)
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Bromas a parte, la verdad es que todos fueron muy majos y hicieron un esfuerzo para entender a ese par de españoles que no sabían hablar.
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Ese día de celebraciones multitudinarias lo típico es que cada invitado traiga algo para comer (probamos de todo y todo estaba muy bueno). Hasta Mike se atrevió con a cocina...
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... pero más típico e imprescindible es el pavo relleno. ¡¡¡ Impresionante !!!
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Durante la comida nos lo pasamos muy bien gracias a un viejo amigo nuestro: el vino (en nuestra defensa hay que decir que empezamos a comer muy tarde, y claro, mientras haces tiempo te tomas una copita, y otra, y otra... ).
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Además tuvo sus momentos emocionantes, como cuando David leyó una poesía a los asistentes o Wendy y varios invitados contaban a los demás por qué estaban agradecidos. En fin, es difícil de explicar si no se vive.
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Después de la comida, todos como pirañas a por los postres…
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Así es como quedó la mesa de los postres…
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Y ya anocheciendo, a reunirse en el jardín alrededor del fuego… creo qu nunca os he hablado de mi superpoder de poder borrar mi cara cuando me apetece, ¿no?
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Mientras, David amenizaba la velada cantando y tocando la guitarra.
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La verdad es que tan bien estuvimos que apuramos hasta medianoche, que es cuando pasaba nuestro último tren para volver a la city. (Esta es Wendy con Evelyne y Nieves).
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La vuelta sin problemas, dormitando en el tren. Cuando salimos de la estación tuvimos la suerte de pillar un autobús que nos libró de caminar un cuarto de hora (que la verdad, en Harlem y a la una y media de la madrugada, no apetecía mucho).

Ayer acabamos yendo a otro partido de la NBA por casualidad y sin haberlo previsto.
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La primera intención era ir a ver el encendido del árbol de Navidad del Rockefeller Center y sus conciertos previos (entre ellos el de Shakira) pero llegamos una hora antes de las celebraciones y entre que ya estaba lleno de gente y que empezaba a llover, optamos por activar nuestro plan B.
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Nuestro plan B consistía en ir a New Jersey a buscar las entradas del partido que iremos a ver el 19 de diciembre en el que los Nets juegan contra Los Ángeles Lakers de Pau Gasol. Es cierto que podríamos recoger las entradas el mismo día del partido, pero llegar al Izod Center (la pista de los New Jersey Nets) tiene su historia y queríamos ver como se iba para no ir tan perdidos el día de los Lakers.
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Para llegar desde “casa” teníamos que tomar un metro (preferentemente exprés) hasta la Penn Station, en la 34 St (hasta ahí todo correcto, pues lo hacemos casi cada día). En la Penn Station debíamos tomar un tren que nos llevara hasta Secaucus Junction, la primera parada en New Jersey (nos costó un poco localizar dónde se cogía el tren pero al final lo conseguimos), y en Secaucus teníamos que coger unos autocares lanzadera que habilitan los días de partido.
En definitiva, que el Izod Center está en el culo del mundo.
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Finalmente llegamos y en cinco minutos ya teníamos las entradas… salvo un pequeño problema: los autobuses lanzaderas volvían a Secaucus después del partido. Tras un rato intentando encontrar algún transporte alternativo (inexistentes) decidimos preguntar por casualidad cuanto valían las entradas más baratas del partido (un New Jersey Nets – Dallas Mavericks que ya había empezado). Nuestra sorpresa fue que sólo valían 10 $ (unos 7 euros), supongo que porque el pabellón estaba medio vacío, así que decidimos entrar (para no hacer el patético en la calle durante dos horas).
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El partido sin historia. Los Nets ya perdían de 20 puntos en el segundo cuarto, el pabellón medio vacío (claro, a ver quien llega hasta allí) y el único aliciente era ver jugar al alemán Dirk Nowitzki (una máquina como siempre).
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Tan aburrido era el partido que imitamos a gran parte del público y nos fuimos antes de que acabara, lo que nos permitió coger uno de los primeros lanzaderas para rehacer el camino a la inversa.
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De vuelta a casa se nos estropeó el metro (concretamente el que iba delante del nuestro) y tras un rato parados dentro del túnel el convoy avanzó lo justo para que el morro del primer vagón entrara en el andén, lo justo para abrir una puerta, así que tuvimos que cruzar varios vagones andando para salir por allí (podía haber sido peor, ya que ya estábamos en la 125 St, nuestra parada).
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Qué??? El título del post??? Cierto, ya no me acordaba. Juzgad vosotros mismos. Se extiende como una plaga esto de pedir matrimonio delante de todo un pabellón. En fin, sin comentarios porque seguro que hay quien piensa que es el no va más del romanicismo.
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Querida afición del Madison Square Garden,

Os escribo estas líneas porque hace unos días tuve la suerte de acudir a un partido de vuestro equipo contra los Boston Celtics.
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Me hizo mucha ilusión compartir esos momentos con vosotros, pero me gustaría daros diez consejos por el bien del espectáculo.
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Primero) Es muy, pero que muy importante, que cuando el partido haya empezado el público esté sentado. Entiendo y acepto que haya gente que pueda llegar tarde, pero que os paséis los 3 primeros cuartos del partido entrando y saliendo para ir a buscar comida o Dios sabe que… ¡¡¡por favor!!! Venid comidos de casa o haced un “brunch” antes, cualquier cosa excepto ese odioso “efecto hormiguero”.
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Segundo) Las aficiones estaban mezcladas (y eso es bueno) pero que cuando queráis protestar por algo sólo hagáis “buuu, buuu” me parece un poco de nenazas. En España utilizamos expresiones como “hijo de ****” o “cabr**”, gritamos y nos desgañitamos. No digo que lleguéis a esos extremos pero… no sé… podríais cantar algo. Los culés nos entreteníamos hace unos cuantos años cantando “Michel, Michel, Michel, maricón, maricón, maricooon”. Ni Michel era gay, ni ser gay es nada malo, pero bueno, nos lo pasábamos bien. Quizás podríais adaptar la canción.
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Tercero) Está bien que animéis al equipo cuando en los marcadores aparece “Let’s go Knicks”…y también está muy bien que pidáis “defense” cuando en el marcador indican “D-Fence”… pero de verdad, es muy patético que tengáis que esperar a que aparezca en el marcador para decir algo, y más triste es aún que os calláis automáticamente cuando las letras desaparecen del marcador. ¿No os dais cuenta de que hay un tío con un botoncito que os maneja como le da la gana?
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Cuarto) Para los seguidores que estáis en casa, no creáis que en el Madison hay un ambientazo genial. La televisión miente y aquí os dejo la prueba. Mirad en el marcador del campo lo que se veía por televisión y luego ved lo que pasaba realmente en el pabellón.
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Quinto) Las redes de las canastas valen una pasta y si las robáis, en los tiempos muertos los directivos del equipo han de poner un segurata a vigilar exclusivamente esas canastas, y eso también vale una pasta. No seáis chungos, mejor robad a la afición rival que robar las redes del propio campo está muy feo.
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Sexto) Está bien que amenicéis los descansos con músicos…
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con cheerleaders…
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y con magos...
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... pero eso no es nada. Nosotros vimos a un mago alemán en Las Vegas que es lo mejor que he visto en años. ¡Contratadlo!
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Séptimo) Mola hacer la ola en el pabellón, pero ¿¿¿tenéis que empezar cuando sólo quedan dos minutos de partido??? ¿¿¿Y los otros 46 minutos en qué pensabais??? Ah, sí, pensabais en comer. Ya no me acordaba.
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Octavo) Este consejo es sólo para Annia. Annia, eso es una horterada. ¿Cómo le dijiste que sí a ese payasete? Espero que recapacites y le digas que no. Vergüenza ajena es lo que tengo.
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Noveno) Retiro lo de horterada. Este juego de las sillitas fue peor…
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Décimo) Olvidaros de músicos, cheerleaders y magos (incluido el alemán) y fichad a este abuelete para amenizar los partidos. El tío es un crack.
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Bueno afición de los Knicks, espero que sigáis mis consejos. Ya veréis como os lo pasaréis mejor.
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Siento que perdierais de dos puntos después de una prorroga pero es que con el equipo que tenéis no podéis pedir mucho más.
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Un abrazo a todos desde Harlem.

Alex

(P.D.) Por cierto, muy bonito el himno antes de empezar el partido. Nosotros tenemos un amigo que cuando salimos a cenar también nos lo canta, pero claro, no es lo mismo un restaurante que el Madison Square Garden.
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