Una historia sin animales

Un blog de Alex Oller Guinot

Este post va dedicado a Ona, que ha nacido hace unas horas, y a sus primos Prue y Sam.

La impresión que tienes el primer día que entras en el metro de Nueva York es que es viejo, muy viejo. La impresión que tienes cuando ya llevas un mes viviendo en la ciudad es que es viejo, muy viejo, pero también muy eficiente.
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El subway (metro) de NYC tiene alrededor de 470 estaciones y más de 1.000 Km de vías y llega prácticamente a todos los rincones de la ciudad. Para que os hagáis una idea, el metro de Barcelona tiene unas 150 estaciones y 115 Km de vías y el de Madrid casi 300 y 283 Km.
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La imagen que uno tiene del metro antes de viajar a Nueva York es la de un lugar peligroso a ciertas horas y lleno de graffitis. Eso era hace muchos años. Actualmente el subway es un lugar limpio y muy seguro (como la mayor parte de la ciudad). Nosotros no lo hemos cogido nunca de madrugada (es de los pocos metros del mundo que funciona las 24 horas ininterrumpidamente) pero sí lo hemos hecho pasadas las 11 de la noche y la sensación es la misma que cogerlo durante el día ya que a esas horas siguen habiendo bastantes viajeros.
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El precio del billete es de 2,25$, pero la gente utiliza mayoritariamente la MetroCard, una tarjeta que puedes ir recargando y que tiene un 15% de descuento en el precio del billete. También existen MetroCards con viajes ilimitados para uno, siete, catorce o treinta días. Esa última (lo que sería una T-Mes en Barcelona) es con la que nos movemos nosotros, y por 89$ (60 €) podemos hacer viajes ilimitados en metro y autobús durante 30 días aunque sólo es válida hasta las 12 de la noche (como si fuéramos Cenicientas).
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Aunque el sistema del subway pueda parecer complicado, con pocos días lo entiendes y te desenvuelves perfectamente en él. No obstante, alguna vez que vamos con prisa o que no nos fijamos bien, seguimos cometiendo algún error.

El sistema de líneas viene marcado por colores y por letras y números. Los colores generalmente indican por que parte del Midtown (centro) de Manhattan circulan los trenes. Así, la línea azul circula por la 8ª Avenida, la naranja por la 6ª, la roja por Broadway y la 7ª o la verde por Lexington Avenue. A su vez, las letras y números indican la ruta, así la A, C, E son distintas rutas en la línea azul, la B, D, F, V de la naranja, o la 1, 2 y 3 de la roja, etc.
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Varias son las cosas que suelen confundir al viajero español en el subway de NYC.

- Por una misma vía pueden pasar distintas líneas y rutas. Por ejemplo, en la estación que tenemos más cerca de casa (Harlem), la de la 125 St., existen dos vías en cada sentido y por ellas circulan la línea azul (rutas A y C) y la naranja (B y D).
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- Existen trenes locales (que paran en todas las estaciones) y trenes exprés (que sólo paran en algunas) con lo que si no te fijas puedes subir en un tren que se pase tu estación y te lleve ocho estaciones más adelante. Afortunadamente en nuestra estación paran tanto unos como otros.
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- Pueden existir varias estaciones con el mismo nombre, ya que en Manhattan muchas estaciones toman el nombre de la calle donde están. Volviendo al ejemplo de “nuestra” estación en la 125 St. (azul y naranja), además existen 3 estaciones más llamadas 125 St., una de línea verde (rutas 4, 5, y 6) y otras dos de la roja (ruta 1 y rutas 2 y 3), y os aseguro que hay “un paseíto” entre unas y otras.
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- Por el contrario, algunas estaciones donde puedes hacer transbordo de línea tiene distintos nombres según la línea de la que se trate (por ejemplo, las estaciones Broadway-Nassau y Fulton St., tienen distintos nombres pero se puede hacer transbordo entre ellas).

- El acceso desde la calle a algunas estaciones es distinto según si vas hacia un sentido o hacia el otro, con lo que si entras en el metro sin darte cuenta sólo tienes dos opciones, volver a salir, cruzar la calle y entrar por el otro acceso volviendo a pagar, o coger un tren en dirección contraria hasta una estación donde si puedas cambiar de andén sin salir a la calle.

- Y por si todo eso no fuera bastante, hay rutas que se transforman de exprés a locales (y viceversa) por la noche o en horas punta, otras que dejan de circular los fines de semana u otras que los fines de semana cambian su recorrido habitual y pasan por otras estaciones distintas a las habituales.
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De todas formas no todo iba a ser malo y hay un par de ventajas si generalmente te mueves por Manhattan:

- Las direcciones de los trenes vienen marcadas según si circulan Uptown (hacia la parte alta) o Downtown (hacia la parte baja). Así cuando nosotros salimos de casa para ir al centro siempre vamos Downtown y a la vuelta Uptown.
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- Como las estaciones de la mayor parte de Manhattan adoptan el nombre de la calle (14 St, 23, 42… 110, 116, 125…) es muy fácil identificar en que parte del trayecto estás, cuanto te falta o si te has distraído y pasado de parada.

Por último, hay algunas curiosidades que diferencian al subway del metro de Barcelona:

- En la mayor parte de estaciones se entra y se sale por los mismos tornos, así que para entrar o salir has de vigilar que no venga nadie de cara.
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- Los andenes y los trenes son largos, muy largos, mucho más de lo que estamos acostumbrados en España. Normal si quieren absorber todo el tráfico de viajeros que tienen.
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- Como el metro es muy viejo apenas hay escaleras mecánicas (rara vez pillamos una), y pocas estaciones están adaptadas para discapacitados (sólo las principales). Eso sí, la banderita que no falte (como en toda la ciudad y todo el país).
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- Como en todos los metros, hay gente pidiendo (no mucha, pero hay) pero la verdad es que la creatividad de los homeless (sin techo) o la calidad artística de los músicos de aquí es muy superior a la que hay en Barcelona.
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Y para finalizar, ¡¡¡un abrazo para toda la familia de Ona!!!

He decidido daros en este post una buena razón para no ir a San Francisco. Mañana os daré dos para ir.

Eran las 05:12 de la madrugada del 18 de abril de 1906 cuando la tierra de California comenzó a temblar violentamente. Su intensidad, 7.8 grados en la escala de Richter. Su epicentro, San Francisco.

El terremoto afectó a unos 28.000 edificios, pero los incendios posteriores y las réplicas del gran terremoto provocaron que 225.000 de sus 400.000 habitantes quedaran sin hogar. La catástrofe, que dejó 3.000 muertos, es el peor desastre natural que ha sufrido una ciudad estadounidense hasta el momento…
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La falla de San Andrés es un sistema de fallas activas entre la Placa de Norte América y la Placa del Pacífico. Tiene una longitud de aproximadamente 1.287 km y corta a través de California, Estados Unidos, y el norte de Baja California en México.
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El extremo sur de la falla, cerca de Los Ángeles, lleva sin liberar energía prácticamente dos siglos lo que ha provocado que la falla esté acumulando una gran cantidad de estrés que en el futuro provocará un gran terremoto, el denominado “Big One”.
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Simulaciones realizadas indican una probabilidad del 25% de que éste se produzca dentro de los próximos 20 años, un 50% de que ocurra dentro de los próximos 45 años, y un 75% de que lo haga antes del 2086.

Sí, sería una buena razón para no viajar a San Francisco, pero teniendo en cuenta que la próxima primavera pasaremos dos meses en un país que registra más de 1.500 terremotos al año, creo que el argumento pierde fuerza.

Para que veáis lo que os he contado sobre cómo se vive en el área de Burlington, aquí os dejo un video que no es de mucha calidad (como todos los que hago) pero que os servirá para haceros una idea.
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Es donde vive una amiguita de Christina (que cumplía años) y no está a más de cinco minutos de casa de Evelyne y Mike. Por cierto, el coche con las puertas abiertas es el de Evelyne.
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(Quien vea este post que tenga en cuenta que hay cuatro post anteriores. Si no los has leído aún, mejor que los leas en orden).

Nos levantamos pronto por la mañana porque Christina tenía que ir al colegio y Mike a trabajar una hora (cuando vuelva a Barcelona buscaré un trabajo así). Bueno, la verdad es que Mike tenía que preparar unas cosas que podía hacer en casa, así que supongo que el lunes por la tarde estuvo pegado al ordenador hasta la noche.

Como el día era muy bueno, cuando Mike volvió del trabajo nos llevaron a coger un ferri que cruzaba el lago Champlain. Este lago hace de frontera entre los estados de Nueva York y Vermont y se introduce 10 kilómetros en Quebec. Es el cuarto lago de agua dulce más grande de Estados Unidos. Tiene una superficie de 1.100 km², una longitud de 201 km y una profundidad de 122 metros y una de las principales ciudades de sus orillas es Burlington. Vamos, casi casi como nuestros lagos.

El ferri no era el típico ferri para turistas. Se trata de un medio de transporte más, que te ahorra hacer un montón de kilómetros hasta un puente. Así que subes a él en Charlotte (Vermont) junto con coches y camiones y tras 20 minutos llegas a Essex (Nueva York). Lo que yo digo, como en las películas.
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Me ves????
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Siiiii, te veo.
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Se habrán enfadado???
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Ah, no !!!!
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Que bien se está aquí al sol...
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Me está entrando una modorra...
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Zzzzzzzzz
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Estas son algunas de las vistas que tuvimos durante el trayecto
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Tras cruzar el lago llegamos al pueblo “fantasma” de Essex (no es un pueblo fantasma pero como si lo fuera, porque apenas había nadie. Eso sí, las casas muy bonitas, como en toda la zona).
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Después volvimos a Burlington, comimos en el pueblo (muy bien, como todo el fin de semana) y luego fuimos a casa a recoger las maletas para ir hacia el aeropuerto aunque antes fuimos al colegio a recoger a Christina y a una amiga suya. Por cierto, en el colegio esperaba ver en cualquier momento a Arnold Swarzeneger (quien haya visto “Poli de guardería” sabrá de que hablo). Después Evelyne, Mike, Christina y su amiguita nos acompañaron hasta las puertas de embarque… y volvimos a coger uno de esos autobuses con alas.

Espero volver a ver a nuestros anfitriones (sí, sí, sí) en Nueva York y/o en San Francisco. Sin ellos este fin de semana no habría sido lo mismo (… os he dicho que nos trataron fatal? ). Nos pasearon y nos enseñaron su ciudad, los barrios muy buenos y los buenos (porque creo que allí no hay barrios menos buenos, al menos tal como los entendemos en Europa).

A modo de resumen deciros que a mí me gustan las grandes ciudades pero cuando ves Vermont y la forma de vida que llevan piensas ¡¡¡esto es vida!!!. Os dejo unas cuantas fotos para que veáis de lo que hablo. Si las veis bonitas, multiplicadlo por 100 y os acercaréis a lo que es verlo en vivo. No penséis que las fotos están hechas en el campo o en la montaña, prácticamente todas son partes de la ciudad (o de las ciudades vecinas) y están a 5 minutos en coche de casa de Evelyne y Mike.
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