Una historia sin animales

Un blog de Alex Oller Guinot

El Intrepid Sea-Air-Space Museum es uno de los innumerables museos de NYC, pero no se trata de un edificio sino que el museo lo forman un portaaviones, un submarino y uno de los aviones más emblemáticos de la historia de la aviación comercial, el Concorde.
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Situado en el muelle 86, en el lado Oeste de Manhattan (a la altura de la 46 St) se encuentra este peculiar museo.
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El USS Intrepid (portaviones de la clase Essex) fue botado en 1943. Participó en la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico (donde llegó a recibir el impacto de dos kamikazes japoneses) y posteriormente en la Guerra de Vietnam. Continuó en activo durante las primeras décadas de la Guerra Fría y llegó a realizar misiones para la NASA, recuperando cápsulas tras su regreso a la Tierra. En 1974 fue retirado del servicio pero evitó ser desballestado gracias a un promotor inmobiliario que constituyó una fundación para salvarlo y convertirlo en museo.
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La visita al Intrepid ya es curiosa de por sí por el hecho de estar dentro de un portaviones (nunca lo había estado y quizás nunca lo vuelva a estar). Ahora, si tuviera que decir si vale la pena el precio que pagamos (45$ por cabeza) pues tengo que ir por partes.
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22$ corresponden a lo que es la visita propiamente dicha del portaviones, el submarino y el Concorde, 21$ más corresponden a tres atracciones virtuales (de esas que te metes en una caja con gafas 3D) y que ya que estás allí las coges (aunque puedes no cogerlas o coger sólo una o dos), y 2$ más corresponden a una extraña tasa que no me quedó muy claro que era.
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El portaviones (USS Intrepid)
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Aunque no es una cosa que repetiría, no está de más visitarlo. Paseas por su interior...
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... y por su gigantesca cubierta, y además lo tienen montado estilo museo aeronáutico, con helicópteros, aviones, uniformes, material audiovisual… Es altamente recomendable entrar en una pequeña sala de cine que hay al principio para ver una mini-película que te explica la historia del Intrepid.
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El submarino (USS Growler)
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El USS Growler, submarino con capacidad para llevar armamento nuclear, fue botado en 1958 y fue retirado del servicio sólo 6 años después, al haber quedado desfasado por su reducido tamaño y su propulsión diesel, incompatibles con los requerimientos de un submarino que debería estar bajo el mar durante meses (recordemos que era la época de la Guerra Fría).
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La visita al Growler no vale la pena. Si breve fue su servicio activo, breve es la visita. Dura apenas 5 minutos y, salvo la curiosidad de ver las estrecheces de la nave, no aporta mucho más. De todas formas, como entra dentro del precio, pues quien vaya que entre.
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El avión (un Concorde de British Airways)
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Un mito de la aviación comercial. De fabricación anglo-francesa, fue el segundo avión comercial supersónico de la historia (el primero fue un Tupolev soviético). Sus primeros vuelos comerciales fueron en 1976 y su último vuelo se realizó en el 2003. Su excesivo coste en combustible, su caro mantenimiento y el accidente de un Concorde de Air France en París en el año 2000 (con 113 muertos), acabaron con este icono de la aviación.
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La verdad es que me hacía ilusión ver por dentro un Concorde… ilusión que me duró unos 60 segundos, lo que estuvimos dentro. ¿Algo destacable? Pues salvo el espacio para las piernas (que era amplio) cualquier avión de Easyjet es mucho más confortable. Como en el caso del submarino, va en el precio de la entrada, así que no se pierde nada por subir a verlo (bueno sí, se pierden 60 segundos).
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Las tres atracciones virtuales
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Un simulador de vuelo que manejas tu mismo, una montaña rusa virtual y otro simulador (que en este caso no manejas) y sólo por 21$, ¿qué os parece?... A nosotros, tras montar en los tres, nos pareció el truco del almendruco. Sin comentarios. Una botella de vino menos en el japonés por la chorradita (que encima fue capricho mío).
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El USS New York (lo mejor del día)
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El USS New York es un buque de guerra de última generación, concebido para la lucha antiterrorista. Con gran velocidad de propulsión y un diseño específico para confundir a los radares sobre su tamaño real, es capaz de albergar a 300 marineros y 700 marines además de numerosos helicópteros de asalto y vehículos anfibios.
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Lo que hace especial al USS New York es que en parte de su construcción se emplearon 7,5 toneladas de acero procedente de las Torres Gemelas. Como no podía ser de otra forma, el lema de la nave es “Nunca olvidaremos”.
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El USS New York entró en la ciudad el pasado 2 de noviembre y atracó en el muelle 88 junto al Intrepid. Desde entonces y sólo hasta hoy mismo estaba a disposición de que lo visitaran los ciudadanos (tuvimos la suerte de ir ayer), puesto que dentro de tres días entrará en servicio.
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En la visita al New York vimos la comunión que tienen los norteamericanos con sus fuerzas armadas, las cuales actuaban más como relaciones públicas que como militares…
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Fotografiándose con la gente…
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Dando todo tipo de explicaciones sobre el equipamiento…
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Enseñando el funcionamiento de las armas…
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Dejándoselas coger a la gente (mirad que cara de salido se le pone)…
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La verdad es que viendo todo este “marketing” entiendes el patriotismo desmesurado de muchos estadounidenses (ojo, que no los envidio para nada).
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Además, la carga simbólica de este buque con la ciudad lo acrecienta y, como no, en la visita la presencia de las víctimas del 11-S era constante y emotiva.
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En resumen, lo mejor del día fue lo único que era gratis. Paradojas de la vida.
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3 comentarios:

Luz dijo...

A mi el Intrepid me gusto mucho, xo no entre ni en el submarino ni en el concorde, aunque si no merece la pena me alegro por las colas q nos ahorramos. Cuando yo fui no había atracciones supongo q será nuevo...sois muy afortunados en ver el USS New York, los padres de Marcus fueron el domingo y no pudieron entrar por las colas y las víctimas del 11S tenían preferencia...

Alex dijo...

La verdad es que ni lo planeamos. Salimos del Intrepid y nos acercamos. Vimos que entraba gente pero no sabíamos si había que pagar o acreditar algo. Nos fijamos en gente que entraba por un sitio, nos animamos a probar por ahí y nada, control de seguridad tipo aeropuerto (cinturones fuera y bolsillos vacío) y pa'dentro. Eso sí, cerraban a las 16h y eran las 15:20 o algo así. Supongo que al ser martes habría mucha menos gente.

Charlie dijo...

La última foto es de un SR-71 Blackbird, y esa corresponde a la visita al Intrepid. Era el avión más rápido del mundo y estaba fabricado con una aleación especial, e incluso el combustible tenía que ser especial. Pequeña nota.

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