Una historia sin animales

Un blog de Alex Oller Guinot

Después de nuestro paso por Luxor y tras una breve “parada técnica” de dos días en El Cairo, decidimos ir hacia el oasis de Bahariya para visitar los desiertos blanco y negro.
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Viajamos desde El Cairo con autobús de línea (25 EGP por trayecto, unos 3 euros). El trayecto, de menos de 300 Km, duró unas 5 horas y media, lo cual no está tan mal si tenemos en cuenta que tardamos una hora y media de salir de la ciudad y que paramos media hora en un antro de carretera para que la gente hiciera “sus cosas”.
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Una vez llegados a Bawitti (la “capital” del oasis) nos vino a buscar a la estación Badry, el dueño del “Desert Safari Home”, donde habíamos reservado alojamiento… y ese fue nuestro gran error, aunque más tarde hablaré de ello.
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Cuando pensamos en un oasis nos viene a la mente un lago en medio del desierto, más o menos grande, rodeado de palmeras y casas. No sé cómo serán otros oasis, pero Bahariya no es así. Al contrario, Bawitti es un pequeño pueblo atravesado por la carretera donde el resto de calles están sin asfaltar y que parece que su principal medio de subsistencia es el turismo que viaja hasta allí para visitar el desierto.
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Sí que hay palmerales tras el pueblo, pero tras un rato de andar por ellos y mojarnos los pies de vez en cuando (ya que eran abundantes las zonas encharcadas), perdimos el interés y nos volvimos hacia el pueblo.
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Por cierto, averiguamos como se deshacen de los burros muertos…
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Volviendo al tema del “Desert Safari Home” (75 EGP la noche, 10 €), a veces lo barato no sale bien. Éste hotel está en las afueras de Bawitti, a media hora caminando del centro (lo comprobamos personalmente un día que fuimos y volvimos andando), lo cual hace que acabes comiendo y cenando allí prácticamente cada día. Esto no sería un problema si no fuera porque comes “lo que hay” y siempre hay lo mismo, así que al cabo de tres días estás harto de esa ensalada, ese arroz, ese potaje de verduras y hortalizas…
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El segundo problema es que Badry (el dueño) no te deja pagar al momento, si no que se empeña en que pagues toda la cuenta al hacer el check out, cosa que te obliga a ir apuntando que es todo lo que has consumido para que al final no te cuelen un gol.
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Tercer problema: la limpieza. Diría que es con mucho el lugar más sucio donde nos hemos alojado en Egipto. De acuerdo en que no era una suciedad extrema, pero pasarle un trapito a las mesas una vez al día no estaría de más para no ver cada día esa mancha de mermelada que se te cayó el primer día desayunando.
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Cuarto problema (y el mayor): contratamos la excursión al desierto con él. Ya empezó el problema con el precio, ya que Badry decía que como éramos tres y no cuatro (nosotros y un japonés empanado) nos salía la cosa a 300 EGP (40 €) por cabeza (visita a los desiertos blanco y negro, cena en el desierto y dormir bajo las estrellas). Nosotros se lo negociamos (sin apretar mucho) a 250 EGP, pero el día de la excursión nos vino con la historia de que la entrada al desierto se pagaba aparte y curiosamente eran las 50 libras que faltaban para completar las 300 iniciales.
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Hasta allí la cosa habría ido más o menos bien si no fuera porque el día que Badry “decidió” que hiciéramos la excursión (y lo decidió a las dos de la tarde diciéndonos que salíamos en 15 minutos) coincidió con una tormenta fuera de lo común en el norte de Egipto, y si en El Cairo tuvieron rayos, truenos y lluvia, en el desierto eso se tradujo en una tormenta de arena del copón.

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Resultado de eso: visitamos los desiertos blanco y negro (a unas dos horas de trayecto) bajo la tormenta de arena y pese al intento del guía para que cenáramos y durmiéramos en el desierto, los toldos que había montado salieron volando y tuvimos que “levar anclas”.

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La alternativa ofrecida fue dormir en una jaima beduina dentro de la cual habían como treinta franceses, con lo cual declinamos la oferta y pedimos volver esa noche a cenar y dormir al hotel (creemos que el japonés era el que más ganas tenía de volver porque el pobre tenía una cara de acojone…).

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Cabe decir que prácticamente todos los todoterrenos que habían por el desierto optaron por la misma solución.

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Como nuestra estancia se “acortó” en una noche (la que no pasamos en el desierto) decidimos irnos un día antes y así lo dijimos en el hotel. El problema vino dos días después al pagar la cuenta ya que Badry nos cobraba el depósito de esa noche que habíamos anulado. Vale que eran quizás dos o tres euros, pero al menos queríamos un “detalle” por la fallida excursión al desierto (Badry tuvo cuatro días para hacerla y escogió el único día con mal tiempo porque era el que más le convenía). Después de un breve regateo, a regañadientes descontó algo, con lo cual nos dimos por satisfechos.

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Como punto final a todo el despropósito, en el momento de irnos, cuando se suponía que nos iba a acompañar a la parada de autobuses de Bawitti (ya nos había dado él los billetes), se limitó a llevarnos a la salida del hotel junto a la carretera y decirnos que esperáramos, que en 10 minutos pasaría por allí el autobús y que lo paráramos, y allí nos dejó plantados.

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Efectivamente el autobús vino, pero el “pirata” de Badry debió comprar los billetes con otra compañía (seguro que más barata que lo que nos cobró) la cual en lugar de dejarnos en el centro de El Cairo nos dejó en la quinta ****. Afortunadamente el autobús paró cerca del final de una de las dos líneas de metro de El Cairo y, como ya tenemos experiencia con el metro de la ciudad, no nos fue difícil llegar hasta el hotel desde allí.

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En fin, como veréis, si bien la “excursión” a Abu Simbel salió muy bien, la de Bahariya no. Bueno, a menos pudimos ver el desierto blanco (y llevarnos gran parte de su arena con nosotros), pero nos queda pendiente para un futuro el volver para verlo tal como se merece, con buen tiempo.

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Anexo: el japonés empanado.

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Dios nos pille confesados si todos los tokiotas son como éste (si, él decía que era de Tokio).

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1) Para empezar, a su lado nosotros éramos locutores de la BBC ya que si nuestro inglés es pésimo, el del colega ni te cuento.

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2) Le preguntamos qué zona de Tokio nos recomendaba para alojarnos y cuando le dimos el mapa de la ciudad parecía que le hubiéramos dado un mapa de la Vía Láctea ya que se lo miraba de arriba abajo como si en si vida hubiera visto Tokio en un mapa.

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3) Era el vivo retrato de Benji (ya sabéis, “Oliver y Benji, los magos del balón…”) ya que siempre iba vestido con camisetas de fútbol y con una pelota pegada a los pies (incluso dentro del hotel).

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4) Empanado, empanado… nos dijo que tenía tres semanas para visitar Egipto, Jordania y Siria y “desperdició” cuatro días en Bawitti por que “mister Badry” (como él le llamaba) le prometió que le llevaría a un colegio de allí a hablar con los chavales… la verdad es que daba pena ver como le preguntaba cada día a Badry si era ese día cuando iban al colegio y el pirata le daba largas y le decía que “mañana seguro que iban”.

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Lo dicho, Dios nos pille confesados como todos los japoneses sean igual que éste.

5 comentarios:

sergi dijo...

Que me creo yo que el japonés hablaba peor ingles que tú, venga Cacerolo, eso es imposible, que hace años que nos conocemos (y además te oí contar la historia del sobre peso con Easy Jet)... di la verdad, que estabais al mismo nivel solo que él tenía acento oriental y tú, hispano y eso hacía imposible la comunicación.

francisco dijo...

Supongo que a este hotel ya le ha llegado tu fama de rompe-camas por eso os la dieron de obra para que aguante todo lo que le hecheis¿ó nó? Creo que yá empezais ha estar fichados en ese país .

Alex dijo...

No, no, que realmente hablaba peor que nosotros.

Por cierto, a ese individuo que se identifica como Francisco no lo conozco de nada, DE N-A-D-A

Luz dijo...

Vaya cama mas incomoda!! :-) pues por las fotos la excursión parece impresionante! Vamos que aunque había oído sobre esos desiertos no creía que merecieran tanto la pena y me planteo ir a visitarlos cuando haga mi viaje a Egipto!!

Alex dijo...

Yo creo que vale mucho la pena. Nosotros nos lo apuntamos para repetir en el futuro.

(PD) La cama era muy cómoda, pero dormir sólo con esa manta encima(sin sábanas por en medio) daba mal rollete. Sabe Dios cuantos siglos hará que no lavan esa manta.

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