Una historia sin animales

Un blog de Alex Oller Guinot

Incluyo este post de urgencia porque hace una hora que podría estar muerto (y no exagero lo más mínimo).
.
Estábamos en el comedor de la Pensión Roma (El Cairo) navegando con los portátiles. Por suerte Nieves había ido un momento a la habitación cuando a tres metros de mi mesa se ha desplomado parte del techo a causa de unas obras que hacían en el piso de arriba (de la propia pensión) y junto con el techo y los escombros ha caído uno de los albañiles destrozando por completo la mesa y las sillas que estaban debajo.
.
Mi primera reacción ha sido de estupefacción y no he “despertado” hasta que me ha cubierto la nube de polvo (salvando las diferencias, me ha recordado a las imágenes del desplome de las torres gemelas). Cuando he reaccionado me he apartado de la nube de polvo y al poco tiempo he vuelto para sacar los portátiles (parece mentira pero siguen funcionando pese al polvo que han tragado). Literalmente me he quedado blanco, no del susto si no del polvo.
.
En caliente no lo piensas tanto, ni siquiera te asustas, pero ya en frío y tras haberme duchado y cambiado de ropa te das cuenta de lo cerca que has estado y tanto Nieves (que ha alucinado cuando ha visto el panorama) como yo aún estamos impactados porque si nos llegamos a sentar dos mesas más allá no lo contamos (por suerte no había nadie sentado debajo y el albañil sigue entero, aunque quizás con algunas costillas rotas).
.
Por si se me empezaba a olvidar, lo que ha pasado hace una hora me ha recordado el porqué de este “año sabático”. La vida puede acabar en cualquier momento, sea porque se te cae un techo encima, sea porque “te quedas” en la carretera un fin de semana o sea por una enfermedad fulminante. Siempre he pensado que moriré relativamente joven, pero c*ño, espero llegar al menos a los 50.
.
En fin, lo que cuenta es que estamos bien. Hechos como este te demuestran que no hay que preocuparse tanto si vuelas, navegas o te desplazas de cualquier manera, ya que la muerte te puede llegar estando sentado en el comedor de casa.

Ya os he hablado de él en el anterior post, pero merece la pena dedicarle uno aparte.
.
Dentro de la escasa oferta hotelera que hay en Abu Simbel (unos tres o cuatro hoteles, mejores o peores, pero que son más de lo mismo de lo que te puedas encontrar en el resto del país) existe una oferta “diferente” y de excelente calidad.
.
.
.
Eskaleh Eco-Lodge (no tiene aún página web pero si tiene una página en Facebook) sigue el concepto de casa rural que tan bien conocemos todos. Se trata de una casa de estilo nubio que dispone de tan sólo cinco habitaciones (17 plazas en total).
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Aunque nosotros pagamos más (por motivos que no vienen al caso), el precio medio por habitación y noche es de 50 euros y la verdad es que las rústicas habitaciones están impecables, como toda la casa. Además, tenían el mejor baño que hemos tenido hasta la fecha en Egipto.
.
.
.
.
La excelente atención que te prestan y la tranquilidad que se respira no tienen precio. Puedes relajarte en cualquiera de sus dos terrazas con vistas al lago Nasser y podrías pasarte allí horas y horas sin hacer nada.
.
.
.
.
Aunque no es obligatorio comer o cenar allí, ellos lo dan prácticamente por hecho y te preguntan unas horas antes que querrás comer (carne, pescado, pollo…, en “tajine” o a la parrilla…). Como la oferta gastronómica del pueblo no es muy abundante y el entorno de Eskaleh invita a quedarse, pues aceptas sin ningún problema.
.
.
.
La verdad es que la comida (típicamente nubia) es espléndida y, según dicen, está hecha con productos de su propio huerto (que está frente a la casa).
.
.
.
.
La comida o cena consta de una sopa, una ensalada (muy bien decorada), pan de pita y salsas nubias, arroz con verduras, el plato principal que hayas escogido y fruta de postre, y aunque es caro para lo que es Egipto, el precio de 60 EGP por cabeza (unos 8 €, bebidas aparte) es asequible para el visitante.
.
.
.
El eco-lodge dispone de todas las comodidades que puedas esperar (baño con bañera, toallas muy limpias, gel y champú, aire acondicionado y ventilador en las habitaciones, mosquiteras para las camas, wifi en toda la casa, ordenadores para uso de los clientes…) y si al día siguiente te quieres ir al amanecer, te preparan el desayuno la noche anterior para que te lo puedas llevar.
.
.
.
.
De verdad que combinar un día aquí con la visita a los templos prácticamente vacios (están a media hora caminando) es algo casi místico y lo debéis hacer si tenéis oportunidad. (Ojo, suele estar muy lleno, así que reservad con antelación. Teléfono 012 368 0521).
.
.
.
(P.D.) El aspecto negativo (si es que hay alguno) es que está lleno de mosquitos por todos lados (es lo que tiene alojarse en el campo, aunque aún no hemos pisado un hotel en Egipto en el que no hayan mosquitos). No obstante, dormimos como reyes y sin necesidad de ponernos “Relec” gracias a las mosquiteras de las camas.
.

Levantarse a las 2:30 de la madrugada en Aswan para subir a un minibús que forma parte del convoy de las 4 de la mañana y viajar tres horas a través del desierto (o lo que es lo mismo, 280 Km)…
.
.
.
… “sobando”…
.
.
.
… para llegar a las 7 y media de la mañana a los templos de Abu Simbel y desayunar tranquilamente en el bar de la entrada mientras tus nuevos amigos hacen cola para entrar…
.
.
.
… y seguir desayunando hasta que llegue la hora de irse. Es entonces cuando un minibús vuelve a Aswan con dos plazas vacías…
.
.
.
… mientras tú paseas libremente entre los dos templos a las 10 de la mañana…
.
.
.
… con menos gente a tu alrededor que los nietos que tiene el Rey…
.
.
.
.
… y puedes admirar el templo de Ramses II…
.
.
.
.
.
.
.
.
.
… disfrutar de las vistas del lago Nasser…
.
.
.
… andar hasta el templo de Hator (a 100 metros del de Ramses II)...
.
.
.
... pasear por el interior de ambos templos....
.
.
.
Puedes hacer nuevos amigos… por una propinilla, claro…
.
.
.
.
A esta foto la he llamado “Nieves y perro”
.
.
.
… y cuando te cansas te pegas un paseíto de media hora por la carretera hacia el pueblo de Abu Simbel (que como veréis no es muy grande)…
.
.
.
… para ir a tu hotel, un “eco-lodge” típicamente nubio (vamos, como una casa rural), pero con unos lujos que no hemos tenido desde que estamos en Egipto…
.
.
.
… comer allí y relajarte un poco, para volver a las cuatro de la tarde para ver como anochece en Abu Simbel…
.
.
.
… ver por la noche el espectáculo de luces y sonido proyectado sobre los templos…
.
.
.
.
.
… y luego volver (a patita, claro) a cenar al eco-lodge con una botellita de vino (la primera en Egipto) y acostarte pronto porque te quieres levantar a las 5 de la mañana para volver a los templos y ver el amanecer desde allí…
.
.
.
.
.
.
… charlar un rato con un policía turístico armado con un kalashnikov…
.
.
.
… y luego volver tranquilamente a las 8:30 después de haber desayunado.
.
.
.
La verdad, si vais a Egipto y podéis permitiros “perder” una noche en Abu Simbel (que no es más que un pueblo de carretera con cuatro casas a cada lado), ¡¡¡ HACEDLO !!!. Viviréis una experiencia alucinante y disfrutaréis de los templos de Ramses II y Hator como si los hubieran abierto sólo para vosotros.
.
.
.
.
.
Pasear por el interior de esos templos sin que haya NADIE MÁS DENTRO (y cuando digo nadie es que no había nadie) es una de las experiencias que siempre recordaré en mi vida.
.
.
.
(P.D.) Para los que seáis comodones, “pagant Sant Pere canta” como se dice en Catalunya, y también podéis llegar a Abu Simbel en avión (hay un pequeño aeródromo) o en coche privado de agencia (en un convoy que sale un par de horas más tarde). No obstante hay que decir que la “aventurilla” del minibús tiene su morbo e ir y volver sólo nos ha costado 20 euros por cabeza.
.
.
.
(P.D.2) ¿Qué tal la fotillo como parte de una campaña publicitaria para Ray Ban?